Muchos campeonatos están explotando bien el parón por COVID mediante una fuerte apuesta por el simracing. Y posiblemente en Estados Unidos es donde mejor lo han hecho, con NASCAR e IndyCar apostando por la presencia de mayoría de pilotos ‘reales’, cobertura televisiva, gran promoción… Sin embargo la experiencia está a punto de tornarse muy amarga para el campeonato de stock cars, que se ve envuelto ahora en una polémica grande por un comentario de tintes racistas por parte de una de sus estrellas, Kyle Larson.
Hay que señalar que no ocurrió en el certamen oficial de la NASCAR, que se tomó un respiro este fin de semana por Pascua, sino en una carrera organizada por Landon Cassill en el viejo óvalo de Monza y a la que se apuntaron muchos pilotos top de NASCAR, IndyCar e IMSA. Pero la tormenta será la misma, pues Kyle Larson soltó un ‘n*****’ (la denominada ‘n-word’, de corte racista en inglés) a su spotter en mitad de la carrera.
Un comentario inocente en nuestro país, donde solemos insultarnos cariñosamente quizá más de lo debido, pero que en Estados Unidos puede tumbar una carrera deportiva. Y a quien no entienda las posibles repercusiones, que oiga a continuación la reacción de pilotos como Conor Daly (cuyo padre también se vio afectado por una polémica similar hace pocos meses) o vea la muy recomendada la serie documental sobre la figura de O.J Simpson… En definitiva, Kyle Larson está en el ojo del huracán por tocar un tabú claro en Estados Unidos y cuesta creer que no tendrá consecuencias serias.
De momento Larson ha desaparecido y no ha vuelto a hacer ningún comentario público, pero la polémica corre como la pólvora y no hace sino reforzar el estereotipo de una NASCAR sureña, blanca y racista… que no casa con el propio Larson, californiano y con orígenes japoneses. Además llueve sobre mojada para la NASCAR, que vio una semana antes cómo un patrocinador decidía decir adiós a Bubba Wallace (el único piloto negro en su máxima categoría, curiosamente) después de que este abandonara una carrera virtual por enfado.